Nos queda, por último, hablar de la diferencia entre «situación» revolucionaria y «crisis» revolucionaria. La posición de los grupos sociales en el poder se sostiene sobre su capacidad para generar consensos, lo cual les asegura la posibilidad de seguir gobernando. Pero ¿qué ocurre si, por diversas circunstancias, no pueden seguir gobernando como venían haciendo? Si el orden hegemónico se rompe por uno o varios puntos, ya sea por una crisis económica opor el fracaso político de la clase dominante en un determinado objetivo (como, por ejemplo, en una guerra), estos sucesos pueden desestabilizar a la clase dirigente. Existe la posibilidad de que generen una situación en la que su dominación puede verse tan cuestionada que se hace posible la toma del poder por parte de las clases oprimidas. Se abre la posibilidad del surgimiento de una «situación revolucionaria». Una situación revolucionaria sería el conjunto de condiciones objetivas y necesarias para que sea posible el derrocamiento del orden establecido. Estas serían una dificultad por parte del gobierno para ejercer su poder y un incremento notable del malestar e indignación de las masas. Esta puede ser a causa de un empobrecimiento fuera de lo común de las condiciones de vida, pero también por su estancamiento frente a la mejora de la vida de la clase dominante, entre otros supuestos similares. Debemos tener en cuenta que estas condiciones, que es a las que llamábamos «condiciones objetivas» al principio, no es que sean deseables, sino que son contextos, situaciones, que favorecen, potencian y fundamentan la acción del Partido para el asalto definitivo al poder burgués. Entramos aquí, por tanto, en la preparación de las condiciones subjetivas.
Frente a la «situación» revolucionaria, la «crisis» revolucionaria es el efectivo aprovechamiento por parte del movimiento revolucionario de dicha situación, desafiando y, en último término, derrocando en la guerra civil revolucionaria a la burguesía con el ejército político del que hablábamos antes, para imponer el nuevo poder obrero y la dictadura del proletariado. Por ello, los comunistas nunca debemos dejar de preparar las condiciones subjetivas, para estar a la altura de las circunstancias objetivas cuando lleguen y, también, para forzar la llegada de dichas condiciones. Las Tesis del I Congreso del PCTE dicen lo siguiente: «No es posible prever el momento ni la forma en que pueda presentarse una situación revolucionaria, lo determinante es la preparación del factor subjetivo y de la correlación de fuerzas que permita convertir esa situación revolucionaria en crisis revolucionaria, convertir la alianza social de la clase obrera con los sectores populares oprimidos en un frente obrero y popular que, en condiciones revolucionarias, guíe la lucha revolucionaria hacia la toma del poder». De lo anterior se deriva que los comunistas debemos ser muy cuidadosos y meticulosos a la hora de leer nuestro contexto social e histórico, para saber identificar atinadamente las situaciones de fragilidad del poder burgués y nuestras fuerzas reales como proyecto revolucionario.
Para profundizar en el estudio de la teoría de la revolución y del partido de vanguardia, recomendamos la lectura de la obra ¿Qué hacer?, de Lenin.