Con el avance de la industrialización a mitad del siglo XIX comenzó a alborear el movimiento obrero en España, produciéndose los primeros fenómenos de asociacionismo y movilización de masas. Aunque el movimiento obrero en aquellas fechas fuera más amplio y robusto en los países más avanzados económicamente del continente (como Inglaterra, Francia y, en menor medida, Alemania), en España también hubo muestras tempranas del despertar del proletariado, como las que datan de 1840 y 1855 en la industria algodonera. Estas luchas suponían, tanto en España como en el resto de Europa, una primera toma de conciencia por parte de la clase obrera acerca de la necesidad de organizarse para mejorar las condiciones de vida inmediatas y contribuir a las luchas democráticas; todavía no era, por tanto, una conciencia revolucionaria.
La liga de los comunistas #
En estos primeros compases, al proletariado asomaba su perfil propio a la historia ligado aún a las reivindicaciones y horizonte de la democracia pequeñoburguesa. Fue en 1847, con la constitución en Londres de la Liga de los Comunistas1 , cuando el movimiento obrero y comunista encontró su primera fundamentación científica. El Segundo Congreso de la Liga mandató a Karl Marx y Friedrich Engels elaborar el programa de los comunistas. Aquel documento, publicado en febrero de 1848 y conocido como el Manifiesto del Partido Comunista, significó el primer programa político, científico e independiente del proletariado.
La actividad de la Liga de los Comunistas cesó en 1852 tras las intensas experiencias del periodo revolucionario de 1848-18492, donde, como decíamos, la clase obrera se batió en las barricadas aún gobernada por el espectro de la revolución francesa de 1789. El movimiento obrero y comunista organizado tardó casi diez años en recomponerse de aquel periodo de intensos combates. Sin embargo, durante aquellos años se aceleró el desarrollo de la gran industria en todo el continente y se multiplicó el número de conflictos y huelgas a lo largo y ancho de Europa. Entre aquellas experiencias e intentos de coordinación entre obreros de diferentes países se celebró un mitin en St. Martin Halls que se convertiría en el acto fundacional de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), la Primera Internacional.
El desarrollo económico había amplificado y unificado a la clase proletaria; era el momento de estructurarla políticamente. La AIT representa en este sentido un hito en la historia del proletariado, al constituir su primer centro revolucionario internacional. Marx se puso pronto al frente de tal enorme empresa, y de su puño y letra salieron el Manifiesto Inaugural y los estatutos de la AIT. Aquel Manifiesto resaltaba los intereses políticos generales del proletariado de todos los países y mostraba las enseñanzas que la clase debía sacar del periodo revolucionario de 1848. El movimiento obrero comenzaba a dejar atrás su infancia
Los comienzos del movimiento obrero en España y la lucha en el seno de la I Internacional #
Volviendo a España, la movilización popular fue similar a la del resto de Europa, aunque con sus propios matices. Al potente movimiento jornalero, especialmente significativo en el sur del país, hay que sumar el incipiente movimiento obrero que surge con la entrada de capitales extranjeros y la implantación de industrias siderúrgicas y textiles en determinados puntos de nuestra geografía.
A nivel político, los cambios principales se dieron tras la Revolución de la Gloriosa de 1868. Durante el Sexenio Democrático se adaptaron las estructuras políticas a la nueva condición pujante de la burguesía, y con la posterior Restauración Borbónica se estabilizaron los pilares del nuevo régimen capitalista español, el cual venía gestándose en pugna con las fuerzas reaccionarias absolutistas desde principios del siglo XIX.
A finales de 1868 llegó al país Giuseppe Franelli con la misión de organizar, por un lado, secciones de la Internacional y, por otro, fracciones de la Alianza Internacional de la Democracia Socialista. Esta última había sido creada por el dirigente anarquista Mijaíl Bakunin con la intención de que se convirtiese en una Internacional dentro de la Internacional para disputarle la dirección ideológica al marxismo. Los primeros años de la Internacional fueron años de intensas batallas ideológicas ante las masas. El marxismo hubo de combatir con ahínco las teorías pequeñoburguesas y utopistas que aún pervivían en el seno de la AIT y del movimiento obrero, primero el «proudhonismo» y después el «bakuninismo», antes de convertirse en la teoría hegemónica entre la clase obrera mundial.
La lucha contra el bakuninismo inauguró un largo periodo de confrontación entre el comunismo y el anarquismo. En España, los primeros órganos y organizaciones de la AIT se alinearon con las posiciones bakuninistas: en enero de 1870 se publicó el primer periódico de la Internacional, La Solidaridad, y en junio del mismo año tuvo lugar en Barcelona el Primer Congreso obrero nacional, del que nació la Federación Regional Española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT).
A partir de entonces, la influencia de la Internacional fue en aumento, y en 1871 se vio reforzada por la gran repercusión que tuvo la primera experiencia emancipadora del proletariado: la Comuna de París. Hija espiritual de la Internacional, la Comuna de París era la confirmación práctica del antagonismo entre el proletariado y la burguesía y, en consecuencia, de la necesidad del proletariado de constituirse en partido propio e independiente. Esto agudizó en España no solo la separación del movimiento obrero y la democracia pequeñoburguesa del republicanismo, sino también el conflicto entre bakuninistas y marxistas.
Aquel mismo año, en diciembre de 1871, llegó a Madrid Paul Lafargue, quien tuvo un papel fundamental en la difusión de las ideas marxistas en nuestro país. Junto con otros socialistas como José Mesa, director de La Emancipación3, Francisco Mora o Pablo Iglesias, fundó en julio de 1872, tras ser expulsados por la mayoría bakuninista de la FRE-AIT, la Nueva Federación Madrileña.
Pero la derrota de la Comuna generó también una ola de represión por todo el continente, España incluida. En ese contexto se celebró en septiembre de 1872 el Congreso de la Haya de la AIT, congreso que expulsa a Bakunin por su actividad fraccional y ratifica por amplia mayoría las tesis marxistas sobre la acción política de la clase y la necesidad de la centralidad del partido independiente del proletariado (frente al «apoliticismo» y la coordinación regional de las diversas federaciones, respectivamente, que defendían las posiciones bakuninistas). El Congreso coronaba así la victoria del marxismo en el movimiento obrero. A pesar de ello, el auge reaccionario en Europa y la debilidad de la unidad internacional provocaron que, pocos años después de este Congreso, en 1876, el Consejo General anunciara la disolución de la I Internacional.
Para profundizar #
Artículos #
- Proletario que mueres de universo: breve historia de las Internacionales Obreras – Revista Juventud – Javier Martín
- 150 años de La Comuna de París: la forma al fin descubierta – Revista Juventud – Lier Calleja
Lecturas #
- Manifiesto del Partido Comunista – K.Marx y F. Engels
- Mensaje del comité central a la Liga de los Comunistas – K.Marx y F. Engels
Notas
- Organización revolucionaria que surge en 1847 a raíz de la participación de Marx y Engels, exiliados en Bruselas, en la Liga de los Justos. Por encargo del Segundo Congreso de la Liga, Marx y Engels redactaron el programa de la organización, así nació el famoso Manifiesto del Partido Comunista, que es publicado por primera vez en febrero de 1848.
- Oleada de revoluciones democrático-burguesas que se produjo en varios países europeos y que favoreció el fin del predominio absolutista. En ellas el movimiento obrero se pronunció por primera vez, aunque de forma aún confusa y bajo los principios de la democracia pequeñoburguesa, de manera independiente como clase frente a la burguesía, cuya lucha era por terminar de implantarse como clase dominante, pero, a la vez, por contener ya el empuje del proletariado, su antagonista.
- Diario de difusión de las posiciones revolucionarias del sector marxista madrileño de la Federación Regional Española de la AIT.