Como decíamos, la primera parte integrante consiste en la filosofía del marxismo. La filosofía es un conjunto de sistemas de ideas que a lo largo de las diversas fases del desarrollo social ha tratado de dar respuesta a los distintos problemas que se han presentado ante la humanidad. La relación entre el pensar y el ser es el problema fundamental de la filosofía y la respuesta a esta cuestión, en función de si se otorga prioridad a la materia o al pensamiento, ha dado lugar a dos líneas históricas de pensamiento: el materialismo y el idealismo.
La filosofía del marxismo, el materialismo dialéctico, bebe de la filosofía de los siglos XVIII y XIX, en particular de G. Wilhelm Friedrich Hegel1 y Ludwig Feuerbach2. Haciendo una aproximación inicial, podemos decir que Marx toma de Hegel el sistema o método dialéctico y de Feuerbach (entre otros) toma el materialismo. Conviene precisar que las aquí expuestas no fueron, ni mucho menos, las únicas influencias o referencias políticas y filosóficas, aunque sí de las más importantes. Se utiliza a estos autores particularmente, además de por su importancia, con fines pedagógicos, para ilustrar con más facilidad las corrientes inmediatamente precedentes al marxismo y la superación que este representa respecto a ellas.
Lenin dice que la dialéctica es la doctrina del desarrollo en su forma más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano. Es decir, es aquel sistema o método filosófico que, lejos de enfatizar la inamovilidad de la materia o las ideas, entiende que lo único eterno es el propio movimiento de la materia. Junto a ello, y como decía Engels, la dialéctica entiende que la realidad material, lejos de ser un conjunto de objetos y fenómenos acabados, fijos y aislados entre sí, es un conjunto de procesos. Es decir, la dialéctica pone el énfasis en las interacciones y retroalimentaciones entre los elementos de la realidad material, y el permanente desarrollo derivado de estas interacciones y de los procesos internos, en base a «contradicciones». Por lo tanto, el método dialéctico, de forma muy resumida, se podría entender como el método que parte de que todo está en perpetuo movimiento y cambio, que la materia y los fenómenos existen interrelacionados entre sí y que, además, estos se transforman en base a procesos de contradicción, es decir, de unidad y lucha. Así, la dialéctica señala que la realidad tiene tres rasgos fundamentales: movimiento, concatenación y contradicción. Volviendo a lo que decíamos al principio del apartado, los marxistas insistimos en que nuestra comprensión del mundo es una «cosmovisión» precisamente porque atendemos al carácter dialéctico de la propia realidad: todo está en permanente cambio y a su vez interrelacionado.
Por su parte, el materialismo establece que la materia es la que, en última instancia, determina la idea, y no a la inversa. Alejándonos del terreno abstracto, y llevándolo al estudio de las sociedades, esto significa que el «ser social» determina nuestra «conciencia»; es decir, que las relaciones materiales entre los seres humanos (cómo producimos, quién produce, quién y cómo se apropia lo producido, etc.) son las que determinan nuestra organización social y nuestra política. En el terreno de lo social, la relación materia-idea se materializa en la conexión orgánica entre «infraestructura» (o base productiva) y «superestructura» (instituciones, ideología, cultura, etc.). Esta última expresa y se define según los contornos y las relaciones de la primera.
Las relaciones económicas a lo largo de la historia son las que explican desde la familia hasta el Estado, pasando por las luchas políticas, las revoluciones, los conflictos ideológicos, etc. Pero esto no quiere decir que el contexto político, la tradición cultural, las incluso las individualidades no influyan en nuestras sociedades y su evolución. Tienen un papel activo; un papel limitado, condicionado, pero activo. Como ejemplo, muchas veces, aunque la esencia de las sociedades y los cambios que en ellas se producen dependen de las relaciones económicas, un contexto político determinado puede retrasar el progreso económico o explicar que algún aspecto de la economía de un país presente más obstáculos y trabas institucionales de los que presenta en otros países. Los marxistas damos primacía a los factores materiales frente a los ideales para explicar el mundo, pero no defendemos explicaciones unidireccionales ni mecánicas. Se trata de una relación dialéctica: influencia mutua, aunque una de las partes posea mayor peso en la ecuación.
Engels expone el materialismo dialéctico de forma relativamente accesible en sus obras Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana y el Anti-Dühring. Para una exposición más detallada y profunda de los conceptos y tesis fundamentales del materialismo dialéctico, se recomienda la lectura de Dialéctica de la naturaleza, también de Engels.
Notas
- Filósofo idealista y dialéctico alemán. Marx y Engels tomaron de la dialéctica de Hegel su «médula racional», desechando la corteza idealista hegeliana y desarrollando la dialéctica para darle una forma científica actual.
- Filósofo y materialista alemán. Su materialismo ejerció influencia sobre Marx y Engels en el período de la formación de sus concepciones filosóficas. Renunciando al idealismo hegeliano y «restaurando en el trono al materialismo» (Lenin), no fue sin embargo capaz de integrar lo que tenía de válida la dialéctica, por lo que su materialismo acaba resultado un materialismo metafísico.