La fórmula organizativa y política que adoptamos los comunistas es la del partido comunista, que se corresponde con la de un partido de nuevo tipo. Esto no significa otra cosa que un tipo de partido completamente diferente a los partidos burgueses que conocemos dentro del capitalismo. Este partido comunista es un actor consciente dentro del proceso histórico, cuya tarea es preparar la revolución y dirigir el proceso de transición revolucionaria. Al calor de lo dicho anteriormente: el Partido es la conciencia de la clase concentrada y estructurada para la acción.
Composición y características del Partido #
El Partido se compone, por tanto, de los elementos más avanzados de la clase, los más conscientes y abnegados, para que estos realicen la labor de fusión del comunismo científico con las masas. Lejos del modelo de afiliados de los partidos burgueses, donde se es miembro apuntando libremente y sin necesidad real de desarrollar trabajo, el Partido Comunista es un partido de cuadros militantes. Sus miembros tienen un alto grado de conocimiento político-ideológico así como de compromiso y disciplina: cada uno de ellos tiene una función, trabaja activamente por hacer crecer al Partido y aspira a convertirse en un dirigente de masas. Sus intereses no son diferentes a los del resto de la clase, son precisamente los intereses históricos y conscientes de la clase obrera, entendida esta en su conjunto. Los comunistas no somos una fuerza separada y aislada de la clase obrera que vaya a hacer la revolución en su lugar. No solo nos diferenciamos de los partidos de masas socialdemócratas y burgueses, sino también de los «blanquistas». El término «blanquismo» viene del revolucionario comunista francés Louis Auguste Blanqui (1805- 1881), quien defendía la tesis de que los revolucionarios debían pensar en un golpe de Estado promovido por una pequeña élite revolucionaria para tomar el poder y ejercerlo dictatorialmente en beneficio de la mayoría social. Su idea fue imponer desde arriba, y de manera unilateral, el programa revolucionario para la transformación social. Esta tesis es completamente ajena al comunismo científico y la concepción leninista de vanguardia.
La labor del Partido no consiste en adaptarse al nivel político-ideológico de los elementos atrasados de la clase obrera, pero sí en elevar a la clase al nivel de la vanguardia comunista. Por ello, el Partido engloba en sus filas inicialmente solo a una fracción de la clase obrera. Aunque esta aspira a ejercer una gran influencia y dirigir a amplios sectores de las masas obreras y populares. Sus fronteras sólo se van ampliando correlativamente a la expansión de la hegemonía proletaria entre las amplias masas; lo cual implica que sólo cuando la dictadura del proletariado prive a la burguesía de sus medios de acción y garantice el dominio ideológico revolucionario, el Partido podrá englobar a la totalidad o gran mayoría de la clase obrera. La necesidad de un partido político del proletariado sólo desaparecerá cuando desaparezcan las clases sociales, pues hasta entonces será necesario garantizar la organización de combate y conciencia del proletariado.
Intervenir como tribunos populares #
Para cumplir este papel de introducir la conciencia revolucionaria, los comunistas intervienen como «tribunos populares» en sus espacios de vida y trabajo y allí donde haya movimientos, estructuras y luchas de masas. Actuar como tribuno implica lo anteriormente dicho: presentar el cuadro general de violencias del capitalismo, su interrelación y génesis mutua en el modo de producción, la perspectiva de superación revolucionaria y la orientación política del momento al calor de la experiencia práctica en la lucha de clases. Por ello el Partido no renuncia a ninguna plataforma, espacio u organización que le permita permanecer y mejorar su contacto con la clase obrera.
Estos militantes, estos tribunos, no actúan de manera aislada y anárquica, sino de acuerdo a un plan trazado colectivamente. Un plan hacia la toma del poder político que comprende distintas mediaciones y fases según los requisitos que establecen las leyes de la revolución, los momentos de la lucha de clases y las necesidades particulares que surjan en el proceso. El Partido es la estructura que garantiza el establecimiento de ese plan y su ejecución unificada en los diversos puntos de un Estado o nación, dando una misma orientación a la clase obrera, pues con división y descoordinación es imposible hacer frente al Estado burgués.
El proceso de acumulación de fuerzas #
La labor de elevación de conciencia no es, por tanto, una labor meramente teórica, es un ejercicio de educación y organización política hacia la toma del poder. El factor subjetivo que va desarrollando el Partido se objetiva y expresa en un red de formas de organización, asociación y combate de las masas cohesionadas bajo su mando dirigente. Cuando hablamos de que el Partido dirige estas organizaciones de masas no nos referimos a una imposición formal y burocrática desde arriba, sino a un verdadero y legítimo liderazgo político-ideológico, derivado tanto del destacado papel de los comunistas en el seno de todas estas organizaciones, siendo los miembros más activos y destacados, como de la legitimidad del proyecto político revolucionario.
A este proceso de generación de movimiento revolucionario, de un ejército político, se le denomina proceso de «acumulación de fuerzas». La acumulación de fuerzas es un proceso de avance progresivo de posiciones del Partido, de preparación multifacética de la clase obrera, con sus avances y retrocesos, que aunque transita por el camino estratégico que define el plan del Partido, se ajusta, materializa y desarrolla en cada momento y en cada lugar según la táctica particular, según el análisis concreto de la realidad concreta. El Partido no altera o genera un nuevo plan según cada momento coyuntural, no va a la zaga y define los principios de su actividad según los vaivenes del movimiento espontáneo; el Partido se dota de un plan que se expresa y concreta en cada situación y momento específico para establecer las orientaciones pertinentes que permitan encuadrar a más amplias masas en ese camino político estratégico.
Por ello el Partido se provee de una estructura de organismos por niveles, que permite desarrollar los acuerdos colectivos según el momento de la lucha de clases y ajustar estos análisis a realidades cada vez más particulares y específicas para incidir con mayor acierto entre las masas. Particularmente, todo comunista está encuadrado en una célula (colectivo) de base, pues son las organizaciones partidarias que garantizan el contacto directo con las masas, la piedra angular y cobertura organizada de la acción de fusión del comunismo científico con las masas.
Lo anterior nos lleva a lo siguiente: el proceso de acumulación de fuerzas exige de una evaluación constante, de un proceso permanente de valoración de los aciertos y errores. El Partido no es una organización inmaculada, dotada por gracia divina de una verdad absoluta. Lejos de eso, la verdad en los planteamientos sólo se puede obtener y comprobar a través de la práctica, a través del aprendizaje, el balance y el desarrollo político y teórico al calor de la experiencia de la lucha de clases. Es por ello por lo que el Partido se dota de una dirección colectiva y de mecanismos y espacios de valoración.
La alianza social #
El proceso de acumulación de fuerzas del Partido es, por tanto, el proceso de generación de un movimiento revolucionario materializado en diversas formas de organización de la clase obrera y los sectores populares, en toda una institucionalidad propia e independiente que es embrión de un nuevo poder. El Partido genera y dirige a través de su acción política toda una red de organizaciones, estructuras y movimientos de combate, de solidaridad, de expresión y difusión cultural, de elaboración ideológica… alineadas bajo el programa revolucionario y vinculadas entre sí que son ya expresión de una nueva concepción de mundo y que serán la base para la futura sociedad socialista-comunista. Esta concepción de creación del poder obrero de acuerdo a una actuación planificada se opone tanto al derechismo y el reformismo, que esperan el estallido espontáneo de la revolución o alcanzar el socialismo pacíficamente desde los órganos del poder burgués, como al izquierdismo1, que rechaza desde el sectarismo la labor paciente y sostenida de organización de las masas obreras y populares.
Este movimiento revolucionario producirá simultánea y constantemente formas de lucha, enfrentamiento y disputa de posiciones con el capital pero ya insertas y con el plan hacia la toma del poder del Partido como timón y referencia. Esto conllevará innumerables formas de represión y coacción por parte del Estado burgués. Es por ello por lo que el Partido Comunista debe estar dispuesto a luchar en todas las condiciones, a combinar la acción legal y la acción clandestina, y estructurarse de acuerdo a ello.
El objetivo último será estar en disposición de asaltar el poder burgués para imponer el nuevo poder revolucionario, lo que implicará el conflicto abierto, la guerra civil revolucionaria. Esta no será una guerra exclusivamente reducida al proletariado y a la burguesía, sino que el resto de capas sociales también tomarán parte, de un lado o del otro. Por eso cobra importancia la idea de «alianza social», el proceso mediante el cual, a través de la acción del Partido, el proletariado revolucionario es capaz de labrar alianzas y vínculos con otras capas populares o facciones oprimidas, empobrecidas y con intereses contrarios al poder de los monopolios (trabajadores autónomos, pequeños comerciantes y campesinos, semiproletarios…) siendo él el jefe ideológico, la fuerza dirigente y hegemónica para que se impliquen decididamente en la lucha revolucionaria o adopten, al menos, una posición neutral. Por ello, para garantizar esta hegemonía, entre las diversas formas de organización de la alianza social, el núcleo de la combatividad, el epicentro del embrión del nuevo poder revolucionario, debe situarse en los centros de trabajo, allí donde se estructura objetiva y homogéneamente la clase antagónica a la burguesía.
Para profundizar #
Lecturas #
- ¿Qué hacer? – V. I. Lenin
- 📝 El tribuno, el ilustrado tardío y el burócrata: los fundamentos de la intervención comunista entre las masas – Eva G. de Madariaga y Javier Martín
Notas
- El izquierdismo es una forma de oportunismo definida por el radicalismo pequeñoburgués. Se caracteriza, entre otras cosas, por no comprender la vinculación dialéctica entre la espontaneidad y la conciencia, el centralismo democrático y el carácter de masas de la revolución socialista y sus implicaciones Lenin la definió como la «enfermedad infantil» en el comunismo.